Bienvenidos al Ministerio Hispano de Open Door
Estudio Bíblico
Servicio de Alabanza (Traducido al Español)
Grupos Pequeños (un tiempo más íntimo de discusión y amistad)
Nuestra misión y valores principales
En Open Door nuestra misión es amar a Dios y hacer que el Evangelio sea conocido.
Nosotros usamos los siguientes términos para ayudarnos a cumplir esta misión: Creer, vivir, compartir y multiplicar
Creer en el evangelio mientras respondemos a la palabra de Dios
Vivir el evangelio a través de relaciones auténticas
Compartir el evangelio a través de creando discípulos en nuestra comunidad.
Multiplicar el evangelio plantando iglesias nacional e internacionalmente.
Nuestras declaraciones de fe
La Biblia
Nosotros creemos que la Biblia es la palabra de Dios contenida en las escrituras del antiguo y del Nuevo Testamento. La Biblia en su totalidad ha sido dada a la humanidad como un regalo de gracia de Dios sobre su auto-revelación especial y autoritario. Todos los manuscritos originales de la Biblia fueron inspirados divinamente, habiendo sido escritos por individuos a medida que ellos eran guiados por el Espíritu Santo. Debido a que Dios es el autor máximo de la Biblia, su contenido no tiene error alguno y es cierto y confiable en su totalidad. El tema central de la Biblia es revelar en Jesucristo los propósitos de salvación de Dios. La palabra de Dios tiene autoridad suprema en todos los asuntos de fe y conducta. La Biblia por si sola es la norma de fe infalible para la iglesia. El que una iglesia local que se aleje de la biblia en fe o en práctica es ser desleal con Jesús, a quien la iglesia le pertenece. Nosotros creemos que toda la biblia debe ser enseñada en la iglesia local para que así sus miembros crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (Salmo 19:7; Salmo 119:105-106; Mateo 4:4; Marcos 13:31; Juan 8:31-32; Juan 17:17; Hechos 20:32; Romanos 10:16-17; 2 Timoteo 3:14-17; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:20-21; 3:18)
La trinidad
Nosotros creemos que hay un Dios vivo y verdadero, quien existe eternamente en tres personas – Padre, Hijo, Espíritu Santo. Estas tres personas contienen la naturaleza propia de Dios y son iguales en cada perfección divina. Cada una de ellas ejercen roles distintos pero harmoniosos en el trabajo de creación, providencia y redención. La Trinidad de Dios es auto-existente y auto-suficiente, perfecta e inmutable, infinita y lo sabe todo, resuelto y todopoderoso, soberano y firme en amor. Dios es digno de nuestra alabanza, lealtad y amor. Nuestra iglesia adorará el Trino de Dios cuando nos reunimos y modelaremos nuestras vidas de acuerdo a la gracia y bondad de Dios. (Génesis 1:1, 26; Éxodo 34:6–7; Deuteronomio 32:3–4; Salmo 48:10; Isaías 43:10–13; Malaquías 3:6; Mateo 28:19; Juan 1:1–3; Juan 4:24; Romanos 1:19–20; Efesios 4:5–6)
Dios El Padre
Nosotros creemos en Dios el Padre, un espíritu infinito y personal quien es bueno, recto y justo. Él es perfecto en santidad, sabiduría, poder y amor. Él es celoso por la adoración, opuesto a la idolatría y responde con furia al pecado y la rebelión. El reina con cuidado providencial sobre su creación y prevé todo lo que habrá de pasar acorde a su voluntad soberana. El interviene misericordiosamente en los asuntos de la gente. El escucha y responde las oraciones de sus hijos. El salva del pecado y la muerte a todo aquel quien venga a él a través de la fe en Jesucristo. (Éxodo 3:14; Salmo 19:1; Mateo 23:9; Lucas 10:21–22; Juan 1:12; 3:16, 36; 6:27; Romanos 1:7; 1 Timoteo 1:1–2; 2:5–6; 1 Pedro 1:3; Apocalipsis 1:6)
Jesucristo
Nosotros creemos en Jesucristo, el hijo único engendrado por Dios, quien existe teniendo dos naturalezas: completamente humano y completamente divino – entre los cuales no hay confusión, cambio, división, o separación. El Hijo de Dios se hizo carne cuando fue concebido por el Espíritu Santo. El nació de la virgen María, vivió una vida sin pecado, murió como un sacrificio expiatorio sustitutivo por nuestros pecados, y su cuerpo se levantó de entre los muertos al tercer día. El ascendió al cielo donde El interviene por su gente como un sumo sacerdote eterno y de donde el regresará en cuerpo y visiblemente en toda su gloria para juzgar la tierra y establecer su reino eterno. Él es la cabeza de la iglesia, habiéndola comprado con su propia sangre derramada. Todo aquel que reclame lealtad a Cristo debe obedecer sus mandamientos, imitar su vida y promover su evangelio. (Mateo 1:18–25; 28:18–20; Lucas 1:26–38; Juan 1:1; 13:15–16; 20:28–31; Hechos 1:11; 20:28; Romanos 3:21–26; 5:6–8; 6:9–10; 9:5; 2 Corintios 5:21; Efesios 5:23; Colosenses 1:15–20; 1 Timoteo 3:16; Hebreos 7:25; 9:28; 12:2; 1 Pedro 2:21–23).
Espíritu Santo
Nosotros creemos que el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios, completamente divino, quien procede del Padre y del Hijo. Él condena al mundo por el pecado, y enseña la verdad de Su rectitud y justicia. Él trabaja con gracia para llamar, regenerar, santificar y dar poder a todo aquel quien profese fe salvadora en Jesucristo. El Espíritu Santo mora en a cada creyente y sirve como un ayudante obediente, maestro y guía. El nos dio a nosotros las Escrituras e las iluminó para aquellos quienes deseen saber la verdad y deseen ser transformados a través de la renovación de la mente. El Espíritu de Dios ayuda a los creyentes a luchar la batalla espiritual y da su fruto a aquellos quienes viven en sumisión a Él. El constituye la Iglesia como la familia de Dios y promueve su unidad y madurez. El otorga dones espirituales a cada creyente, y les da el poder para que ellos sirvan en la iglesia local y promuevan el evangelio. Al proveer tenacidad a todos los creyentes, El los sella para el día final de redención. (Juan 3:5–8; 4:24; 6:63; 14:16–17; Hechos 1:8; 2:1–4; Romanos 8:9–11; 12:2; Gálatas 5: 22–25; Efesios 1:13–14; 4:3–6, 11–16; 6:10–11; 2 Timoteo 1:14; 3:16; 1 Pedro 4:10–11; 2 Pedro 1:21; 1 Juan 4:13; 5:6–7).
La Humanidad
El primer hombre y mujer fueron creados inocentes de pecado, pero se rebelaron en contra de Dios y por consiguiente introdujeron el pecado a la raza humana. Desde entonces la gente ha nacido con naturaleza pecaminosa. Solo la gracia de Dios en Cristo puede restaurar la gente para que tengan una relación correcta con Dios. Los hombres y mujeres son iguales ante los ojos de Dios, reciben dones de Dios y tienen roles claramente definidos en la institución de la familia y en la iglesia local que complementan los unos a los otros y reflejan la gloria del trino de nuestro Dios. El buen diseño de Dios al crear al hombre y la mujer biológicamente distintos promueven el florecimiento de la humanidad y afirma una auto-concepción de género apropiada.
Dios ha ordenado la familia como la institución fundacional de la sociedad humana. El matrimonio es la unión de un hombre y una mujer exclusivamente en un pacto de compromiso de por vida. El esposo es quien debe ser la cabeza de la esposa, lo cual implica liderazgo amoroso, como el de Cristo. La esposa debe respetar a su marido y debe someterse a él por su propia voluntad como lo hace ante el Señor. Los hijos, desde el momento de la concepción son una bendición del Señor. Ellos deben obedecer a sus padres en el Señor. Los padres deben criar a sus hijos educándolos e instruyéndolos en el Señor. La Biblia se opone a cualquier pecado que destruye la familia. Esto incluye toda forma de inmoralidad sexual, tal como la fornicación, adulterio, homosexualidad y pornografía. (Génesis 1:26-30, 2:5-7, 15-25; Deuteronomio 6: 4-9; Josué 24:15; Mateo 19:3-9; Romanos 1:19-32; 3:10-18, 23; 1 Corintios 1:21-31; Efesios 2:1-22; 5:21—6:3; Colosenses 1:21-22; 3:9-11)
La Salvación
Nosotros creemos que la salvación es ofrecida a toda la gente y llega como un regalo de la gracia de Dios a través de la fe en el Señor Jesucristo. Esto implica justificación a través de selección, llamado, regeneración y adopción espiritual divinos. La Salvación continúa con la santificación y terminará en la perseverancia y glorificación de todos los santos cuando Cristo regrese. En razón a que los seres humanos nacen con una naturaleza pecaminosa y son pecadores por elección propia, ellos afrontan la condena de Dios. La salvación llega únicamente a aquellos quienes se arrepienten de su pecado y ponen fe en el Señor Jesucristo. La salvación no puede ganarse de ninguna otra manera. Siguiendo nuestra tradición Protestante, nosotros creemos que la salvación viene solamente por fe, solo en Cristo, solamente por la gracia de Dios, solamente de acuerdo a las escrituras sagradas y solamente para la gloria de Dios. No existe mezcla de fe y obras en referencia a la salvación. Aquellos a quienes Dios aceptó en Cristo y santificó mediante Su Espíritu, nunca se apartarán del estado de gracia, pero deberán perseverar hasta el final. (Génesis 2:17; 3:19; Eclesiastés. 2:11; Juan 1:12,13; 5:30; 8:12; Efesios 2:4–10; Romanos 3:23–24; Romanos 8:28–39; 2 Corintios 5:17–20; 1 Juan 3:2)
La Iglesia
Nosotros creemos en la iglesia universal, un cuerpo espiritual viviente del cual Cristo es la cabeza y todas las personas que nacen de nuevo son los miembros. Nosotros creemos que las iglesias locales son la expresión visible de la iglesia universal en la tierra. La iglesia local es una congregación autónoma de creyentes bautizados, quienes pactan juntamente entre sí bajo el liderazgo de Jesucristo. La congregación debe reunirse regularmente para la adoración centrada en Dios, debe estar comprometida a las enseñanzas de la Biblia, ejercer los dones para el trabajo de servicio, y disfrutar en común del compañerismo y unidad en el Espíritu Santo. Cada miembro de la iglesia tiene la responsabilidad de dar fielmente de su tiempo, talentos y posesiones materiales para soportar la misión y los ministerios de la iglesia. La iglesia debe obedecer la Gran Comisión del Señor de hacer discípulos de todas las naciones y de multiplicar las iglesias sobre toda la tierra. (Mateo 18:15–17; 28:16–20; Juan 20:21–23; 2 Corintios 8–9; Gálatas 6:1–2; Filipenses 4:10–19; 1 Timoteo 3:1–12)
Hay dos ordenanzas instituidas por el Señor Jesucristo para que la iglesia local celebre regularmente – el Bautismo del Creyente y la Comunión. El bautismo es la inmersión en agua del creyente confeso, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, señalando la muerte del creyente al pecado y su resurrección a una nueva vida en Cristo. El bautismo en agua es un acto de obediencia a los mandamientos de Cristo y un compromiso a vivir en luz de su autoridad. La Iglesia de OD requiere el bautismo de un creyente antes de que este sea miembro de nuestra familia.
La comunión es un acto regular de adoración congregacional, instituido por Jesucristo para tomar una porción de pan y recibir la copa como símbolos de la muerte sacrificial del Señor por su gente en la cruz. La comunión permite que la iglesia local confiese sus pecados, busque pureza, muestre unidad, se centre en la cruz de Cristo y anticipe el regreso glorioso del Señor. Se exhorta a la auto-disciplina durante la celebración de la comunión. La iglesia puede disciplinar durante la comunión. De ser así, deberá conducirse acorde a los principios de las rescrituras bajo la supervisión de los ancianos. (Mateo 4:16,17; 18:15–20; Marcos 14:22–25; Hechos 2:38; Romanos 10:8–10; 1 Corintios 11:23–34).
Existen dos oficinas de la iglesia local que se ven en las escrituras [cargos según las escrituras] en la iglesia local: los ancianos y los diáconos. Los ancianos son encargados de la responsabilidad espiritual general, la supervisión administrativa y el liderazgo en la iglesia local ante Dios. Los ancianos son responsables por la enseñanza de las escrituras, y la interpretación y cumplimiento de la declaración de fe de la iglesia. Los ancianos sirven como ministros/pastores bajo de Cristo. Los diáconos son elegidos de la congregación para la función de sirvientes de la iglesia, asistiendo a los ancianos en el cuidado de los miembros de la iglesia y los ministerios de la iglesia. (Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1–13; 1 Pedro 5:1–3)
Libertad y Cooperación
Nosotros creemos que cada Cristiano debe relacionarse con Dios directamente y es personalmente responsable de todos los asuntos de fe. Cada Cristiano debe vivir para la gloria de Dios y el bienestar de otros. Nuestra conducta debe ser intachable ante el mundo, y nosotros debemos ser administradores fieles de nuestras posesiones y cargos de autoridad.
Cada iglesia local debe ser independiente y libre de interferencia por parte de cualquier autoridad eclesiástica y política. La institución de la Iglesia y la del Estado deben estar separadas por tener funciones diferentes, cada una cumpliendo con las obligaciones ordenadas por Dios y libres de imposiciones o patroneo del otro.
Nosotros creemos que la iglesia local puede promover mejor el evangelio de Jesucristo cooperando con iglesias con enfoques-similares dentro de una estructura organizada. Tal organización existe y funciona por el deseo de las iglesias que eligen ser partes de ella. La cooperación es voluntaria y puede terminarse en cualquier momento. La iglesia Open Door cooperará dentro del contexto de la Convención Bautista del Sur. (Hechos 15:36,41; 16:5; Romanos 12:1,2; 14:7–9, 12; 1 Corintios 10:31; 16:1; Gálatas 1:1–3; Colosenses 1:9,10; 1 Timoteo 2:5; Hebreos 12:1,2; Apocalipsis 1:4, 10, 11).
Asuntos Finales
Dios, en su propio tiempo y manera, llevará al mundo a su fin apropiado. Jesucristo regresará a la tierra presente en cuerpo y visible en su gloria, los cuerpos de los muertos serán levantados y Cristo juzgará en justicia perfecta a toda la gente. Los injustos, junto con el Diablo y sus demonios serán echados al infierno, el lugar de castigo y tormento eterno. Los justos, en sus cuerpos glorificados, recibirán su recompensa y habitarán por siempre junto con los ángeles elegidos en la gloria del cielo con el Señor. (Mateo 16:27; Marcos 14:62; Juan 14:3; Hechos 1:11; 1 Corintios 4:5; 1 Corintios 15; Filipenses 3:20; 1 Tesalonicenses 4:15; 2 Tesalonicenses 1:7–10; 2 Timoteo 4:1; Tito 2:13; Apocalipsis 20:4–6, 11–15)
Open Door es una iglesia asociada con la Convención Bautista del Sur. Visite http://www.sbc.net para leer noticias e información adicional.